Un cuidado para cada edad de la piel

En la edad madura debe atenderse a  la hidratación, la limpieza y la exfoliación para mejorar la regeneración

Con el paso de los años la piel va cambiando. La superficie cutánea se modifica paulatinamente debido a los cambios que se producen en las capas más internas. La función barrera se hace más débil, el intercambio de oxígeno en las células se enlentece, se altera la producción de melanina, la epidermis pierde humedad y disminuye la elasticidad.

La piel joven tiene un aspecto luminoso, terso, elástico y suave. Todos los mecanismos de renovación celular, de intercambio de nutrientes y de síntesis de proteínas funcionan correctamente, de ahí que el aspecto de la piel sea tan bueno. Sin embargo entre los 30 y los 40 años la piel empieza a cambiar. Los signos de envejecimiento comienzan a hacerse visibles cuando poco tiempo antes no se percibían. Aparecen las arrugas de expresión alrededor de los ojos y de la boca, algunas manchas de hiperpigmentación y una menor sensación de hidratación en la piel del cuerpo y de la cara.

Pero la edad no es el único factor a tener en cuenta, los factores externos son determinantes pues vemos con claridad que en zonas no expuestas al ambiente los signos del envejecimiento no se detectan hasta edades más avanzadas.

Cambios

De forma general podemos decir que una piel joven tendrá mejor aspecto que una piel madura, pero también existen casos de pieles jóvenes muy dañadas, con un aspecto de piel más adulta y pieles maduras bien cuidadas, que tienen el aspecto de una edad menor a la que le corresponde. Este último caso se da con mayor frecuencia, ya que el cuidado de la piel está cada vez más extendido no sólo entre las mujeres, también entre los hombres.

  • Como signo principal está la aparición de las arrugas.
  • Las glándulas sebáceas y sudoríparas disminuyen la producción de secreciones que forman el manto hidrolipídico que recubre la epidermis, disminuye así la protección y se produce una importante pérdida de hidratación.
  • La disminución de la protección vuelve la piel más reactiva, más sensible ante sustancias nocivas, cambios de temperatura, radiaciones solares, etc.
  • Se acumulan células muertas sobre la piel, aumentando su espesor, eliminando la luminosidad.
  • La pigmentación se altera y aparecen pequeñas manchas y puntos oscuros.
  • La producción de colágeno y otras proteínas que hacen de soporte disminuye, sobre todo tras la menopausia, y la piel pierde turgencia y se vuelve flácida.

Factores exógenos

Si a las causas que vienen determinadas por la edad le unimos los factores exógenos, el envejecimiento se acelera y se produce el conocido envejecimiento prematuro de la piel.

Lo que primero se ve son los signos derivados de la afectación de la piel a lo largo del tiempo por los factores ambientales que actúan y cuyos efectos se acumulan.  Así la radiación del sol, los cambios de condiciones ambientales, el tabaco, el alcohol y el tipo de piel se suman para la aparición de estos signos de forma más acusada en personas de piel clara, zonas descubiertas de la piel como cara, manos, antebrazos, etc. y en personas que viven en países con luz solar más intensa, como es nuestro caso y el del resto de los países mediterráneos.

Cuando la radiación solar es intensa y la persona además tiene la piel clara se producen daños degenerativos que las defensas propias de la piel no pueden reparar. Este es uno de los ejemplos más claros y frecuentes de piel envejecida prematuramente. Se originan arrugas y manchas oscuras.

¿Qué son las manchas seniles?

Ante la exposición prolongada a la luz solar los melanocitos de las capas basales de la piel se multiplican rápidamente y forman las manchas seniles.

Son manchas de color pardo oscuro que aparecen en las zonas expuestas de forma continua a la luz, como son el dorso de las manos y la cara, e incluso aparecen también en los antebrazos. El tamaño es variable, puede ir de milímetros a varios centímetros y la intensidad en el color también es variable lo que hace que sean más o menos visibles.

Cuidados básicos para una piel madura

El rostro es el área de nuestra piel más visible. Al comenzar la edad madura es cuando tanto mujeres como hombres intensifican el cuidado de su piel. Este mayor cuidado debe centrarse no sólo en la hidratación, sino también en la limpieza y en la exfoliación para mejorar la regeneración.

  • Limpieza: aunque los buenos hábitos de higiene de la piel se habrán adquirido con anterioridad, es necesario realizar una limpieza por la mañana para eliminar las secreciones de la noche y por la noche para eliminar los restos de maquillaje, polución, toxinas y el exceso de grasa. Terminaremos con la aplicación de un tónico que proporcione sensación de suavidad y bienestar.  Las fórmulas limpiadoras serán suaves y calmantes, que se apliquen y eliminen con facilidad dejando sensación de limpieza, hidratación y frescor. Los tónicos limpiadores refrescan, calman y cierran los poros. Ayudan a regular la secreción de grasa y los brillos sobre todo en pieles grasas y mixtas.
  • Exfoliación: se aplicará de manera más frecuente cuanto más madura sea la piel. El exfoliante elimina las células muertas depositadas sobre la piel de manera que conseguimos estimular la renovación celular que con la edad se enlentece. Además, al aplicarlo con un suave masaje ayudamos a activar la microcirculación cutánea mejorando la oxigenación y la nutrición de las capas más profundas de la piel. Conseguimos una piel más luminosa y más receptiva para los tratamientos posteriores. Se pueden usar exfoliantes (peelings) con ingredientes activos más agresivos como el ácido glicólico. Este tipo de exfoliación se hará de forma más esporádica y conviene aplicarla en invierno cuando la piel no está tan expuesta al sol.
  • Hidratación y tratamiento: las emulsiones hidratantes tendrán una composición que compense las deficiencias de hidratación de la piel madura. Su textura será rica cuando la piel tenga déficit de grasa, algo habitual en mujeres tras la menopausia, o con base no grasa para pieles grasas o mixtas. Las hidratantes para uso durante el día es conveniente que lleven filtros solares que nos protejan del sol, pues como hemos visto la radiación solar es un factor que propicia el envejecimiento. Si llevan color, los pigmentos producen un efecto óptico que atenúa las pequeñas arrugas.

Además las distintas fórmulas pueden llevar ingredientes reafirmantes, regeneradores y nutritivos que generan una piel más lisa, sana, elástica  y sedosa.  Para la noche elegiremos fórmulas reafirmantes, que estimulen la síntesis de colágeno y elastina, proteínas que sostienen la estructura de la piel y con ingredientes regeneradores como las vitaminas A y C o el resveratrol. Estas propiedades contribuyen a reducir las arrugas más profundas.

Los sueros (serum) son tratamientos concentrados que mejoran el estado y el aspecto de la piel. Pueden aplicarse 2 veces al día. Si el suero lleva vitaminas e ingredientes con efecto tensor es recomendable aplicarlo por la mañana para mejorar el aspecto final de la piel, sobre todo en pieles apagadas como la de los fumadores.

  • Contorno de ojos y labios: los productos cosméticos para el contorno de ojos y los labios son muy específicos pues se aplican sobre zonas cuya piel es muy fina y sensible. Los ojos son los primeros en reflejar el cansancio, el estrés y el envejecimiento, a través de las arrugas, las bolsas y las ojeras. Para corregir estos problemas las fórmulas deben contener sustancias tensoras, drenantes y reafirmantes, como la cafeína, la manteca de karité o la alantoína, que borran los signos de fatiga y previenen el envejecimiento prematuro. Se aplican después de la limpieza y antes del resto de las cremas,  mañana y noche, con un masaje circular descendente, presionando suavemente con las yemas de los dedos.

  • Cuidado del cuerpo y las manos: para terminar cuidaremos el resto de la piel con lociones corporales reafirmantes y las manos con productos específicos con filtros solares para prevenir la aparición de las manchas seniles, de aparición tan común en las manos.