Control del peso

Adelgazar supone quemar la energía recibida de más y acumulada en forma de grasa, de manera que el balance energético sea negativo

Desde hace más de 50 años, la obesidad se considera una enfermedad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado la obesidad como la epidemia del siglo XXI y, en su Informe sobre la Salud en el Mundo, la coloca entre los 10 primeros riesgos de muerte.

Tanto en el sobrepeso como en la obesidad lo que se observa es un exceso de grasas en el cuerpo que se traduce en un aumento del peso. No todo aumento de peso se debe a mayor cantidad de grasa corporal, hay aumentos por ejemplo en atletas que se deben a una mayor cantidad de masa magra y nunca se considerará ni sobrepeso ni obesidad.

Cuando una persona aumenta de peso, aunque pueden influir ciertos factores genéticos,  si no existe una patología específica que lo explique se deberá a un desequilibrio en el balance energético, es decir, habrá recibido más calorías de las que ha gastado.

El principio fundamental del balance energético es:

Cambios en reservas energéticas (grasa) = ingesta energética - gasto energético (calorías)

Si el balance es positivo se producirá un aumento de las reservas energéticas (de la grasa), produciéndose un aumento del peso y si es negativo una disminución. Cuando el balance es 0, la tendencia será la estabilidad.

Existen diferentes métodos de evaluar la grasa corporal, pero el más aceptado es el IMC (Índice de Masa Corporal) que nos facilita información sobre la cantidad total de grasa:

IMC = peso / altura2 (poniendo el peso en kilos y la altura en metros)

En la clasificación tanto de la OMS como de la SEEDO (Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad), el punto de corte para definir la obesidad es un IMC=30 (ver cuadro adjunto).

TIPIFICACIÓNIMC (KG/M2)
Peso insuficiente< 18
Normopeso18,5-24,5
Sobrepeso grado I25-26,9
Sobrepeso grado II (preobesidad)27-29,9
Obesidad tipo I30-34,9
Obesidad tipo II35-39,9
Obesidad tipo III (mórbida)40-49,9
Obesidad tipo IV (extrema)> 50

 

Según la distribución de la grasa en nuestro cuerpo, los riesgos para la salud son diferentes, de manera que cada vez más se tiene en cuenta la relación que nos permite la valoración entre la Circunferencia de la Cintura y la de las Caderas, aunque sólo la circunferencia de la cintura ya nos da idea del riesgo. Según datos del Consenso de la SEEDO los valores por encima de los cuales el riesgo empieza a ser elevado son:

VaronesMujeresRiesgo
> 95 cm> 82 cmElevado
> 102 cm> 90 cm

 

Muy elevado

Adelgazar supone quemar la energía recibida de más y acumulada en forma de grasa, de manera que el balance energético sea negativo. Esto nos lleva a consumir menos calorías, pero  realizando una restricción controlada y moderada de forma que la disminución del tejido graso sea paulatina, sin provocar pérdida de masa muscular ni llegar a la obsesión e inducir a trastornos de la conducta alimentaria. La mejor manera de ayudar a consumir más grasa es aumentando el ejercicio físico que nos permite aumentar la diferencia entre calorías ingeridas y calorías gastadas, además de aportar beneficios y mejoras en nuestras funciones vitales.

Combatir el exceso de peso no puede convertirse en una obsesión marcada por los cánones de belleza que la sociedad impone. La dieta es un instrumento para conseguirlo, pero estará pautada por los profesionales sanitarios adecuados y acompañada de ejercicio físico y de hábitos de vida saludables. Incluso puede ser necesario recurrir a tratamientos que nos ayudan a corregir el exceso de peso.

Tratamientos para el control de peso

Existen gran cantidad de productos para el control del peso dentro de diferentes categorías, desde medicamentos autorizados, hasta homeopatía, plantas o completos alimenticios.

Medicamentos autorizados

En España están indicados para pacientes obesos o con sobrepeso que tengan riesgos asociados. Nunca deben usarse sin control y si no va acompañados de medidas dietéticas y actividad física.

Nunca deben usarse para este fin los laxantes ni los diuréticos, pues su uso indiscriminado puede provocar graves efectos adversos para la salud. Consultaremos siempre al médico o al farmacéutico acerca del uso de estos medicamentos.

También existen medicamentos tradicionales a base de plantas (MTP) cuyo consumo debe estar asesorado por un profesional sanitario para un buen uso y evitar efectos no deseados.

Medicamentos homeopáticos

Son preparados que ejercen su acción aplicados en dosis muy bajas. Su fabricación se realiza a partir de tinturas madre de las cuales se preparan diluciones con las que se impregnan glóbulos, gránulos, etc. El número de diluciones se indica en el preparado y según las características del paciente se usarán las distintas diluciones.

Los más usados en el control de peso son: Anacardium orientalis, Antimonium crudum, Ignatia amara, Nux vómica, etc.

Alimentos que sustituyen total o parcialmente la dieta diaria

Estos productos destinados a una alimentación especial pueden sustituir la dieta completa de bajo valor energético, con lo que se comercializan bajo la denominación de "sustitutivo de la dieta completa para control del peso" o una o varias comidas y serán "sustitutivos de una comida para control del peso".

Se presentan en forma de barritas, galletas, etc. y son ricos en proteínas, minerales, vitaminas y algunas fibras. Son productos seguros. Están regulados específicamente de manera que su consumo no origina déficit de nutrientes esenciales y en su etiquetado se menciona explícitamente la recomendación de "mantener una ingesta adecuada de líquidos" y que el producto "no debe consumirse durante más de 3 semanas seguidas sin el consejo de un profesional sanitario".

Plantas medicinales

Las plantas medicinales pueden formar parte de los MTP o pueden ir en preparados que no están registrados como medicamentos sino como complementos alimenticios a base de plantas, en los que van solas o acompañadas de otros ingredientes. Hay casos en que su acción está basada en ensayos clínicos, pero en general el aval es el uso tradicional, aunque existen plantas cuyo uso a pesar de ser frecuente no tiene ninguna base científica.

Las más usadas para control de peso son las que tienen acción laxante, saciante, depurativa, lipolítica, o las que aumentan el metabolismo basal.

Las plantas con acción laxante se basan en dos mecanismos, el aumento de la motilidad intestinal, como la cáscara sagrada o la frángula, y las ricas en mucílagos que ejercen su acción porque al contacto con el agua forman un gel viscoso y voluminoso que incrementa el volumen de las heces regulando así el tránsito intestinal. Son representativas de este último grupo el plantago, algunas especies de astragalus y el glucomanano.

Son saciantes aquellas plantas ricas en mucílagos como el fucus (que además por su contenido en yodo puede aumentar el metabolismo basal) y otras fibras, pues se hinchan al contacto con el agua en el estómago y producen sensación de saciedad.

Plantas muy útiles son las depurativas y las que favorecen la eliminación de líquidos. En este grupo tenemos plantas tan usadas como el abedul, la cola de caballo, el diente de león, la alcachofa y el ananas (que además mejora la digestión)

Por último aquellas con cierta acción lipolítica como el té rojo, el té verde, guaraná, y otras fibras como el chitosan que captan las grasas impidiendo que en cierta medida se absorban y así se eliminan con las heces.

Al igual que cualquier otro, estos productos no son inocuos. Su uso indiscriminado puede acarrear problemas importantes para la salud de los consumidores, pues además de su propia acción, se pueden producir interacciones negativas con alimentos y con medicamentos incluso se han descrito reacciones alérgicas.

¿Qué debemos hacer para controlar el peso de forma saludable?

Estas sencillas recomendaciones nos pueden ayudar a tratar de forma equilibrada sin caer en excesos nuestro peso:

  1. Imprescindible será cambiar los hábitos alimentarios reduciendo la ingesta de calorías. El estilo de alimentación debe ser equilibrado adecuándose al estilo de vida, gustos... de cada persona, incluso adaptándose a su presupuesto. Debe ser flexible, para poder mantenerlo, pero a la vez eficaz. La cantidad de agua ingerida debería ser como mínimo de 1,5 – 2 litros al día.
  2. Hay que huir de las dietas mágicas no supervisadas por un profesional, pues aunque se pierda peso luego se vuelve rápidamente a recuperar.
  3. Aumento de la actividad física: es fundamental para incrementar el consumo de energía lo que induce a la pérdida inicial de peso y al mantenimiento posterior a largo plazo de esa pérdida. Lo ideal es combinar la actividad física cotidiana con el ejercicio programado.
  4. El tratamiento farmacológico nunca debe usarse sólo, sin apoyarse en una dieta y ejercicio, siempre bajo la supervisión de profesionales de la salud.

No es recomendable seguir una dieta durante un periodo concreto de tiempo para volver después a la dieta anterior. Lo correcto y eficaz a largo plazo es instaurar una dieta equilibrada modificando nuestros hábitos alimentarios y de actividad física y mantenerlos de por vida, consiguiendo así una vida más sana.