El síndrome coronario agudo, una de las urgencias cardiovasculares más frecuentes en Atención Primaria

El síndrome coronario agudo es el nombre técnico que los médicos emplean para referirse a la obstrucción aguda de una arteria coronaria, es decir una de las que llevan oxígeno y nutrientes al músculo del corazón. Reconocer los síntomas y acudir con premura a un centro sanitario pueden evitar un paro cardiaco.
Su importancia es tal que de hecho el síndrome coronario agudo es una de las urgencias cardiovasculares más frecuentes en Atención Primaria. Crisis hipertensivas, insuficiencia cardiaca aguda, arritmias o tromboembolismo pulmonar, etc. se suman a este nefasto ranking, dada su alta prevalencia y su potencial gravedad.
Así lo enumera el doctor Vicente Palomo, miembro del Grupo de Enfermedad Cardiovascular de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, según quien "la morbilidad (proporción de personas que enferman en un sitio y tiempo determinado) y la mortalidad cardiovascular van en aumento, en parte por el envejecimiento de nuestra población, en parte por los malos hábitos de vida, en parte por la prevalencia de los factores de riesgo cardiovascular y en parte por el buen hacer de los médicos, que al mejorar el tratamiento y el pronóstico de las enfermedades cardiovasculares consiguen que los pacientes sobrevivan más años a los eventos cardiovasculares, permitiéndoles alcanzar estadios evolutivos más avanzados de estas enfermedades, con el consiguiente aumento de sus complicaciones y manifestaciones".
¿Cómo evitarlas?
Tal como explica este médico de familia, ya hace años el estudio INTER-HEART demostró que tan solo nueve factores de riesgo modificables predicen el 90% de los infartos agudos de miocardio. Entre ellos, los dos más importantes fueron un perfil lipídico desfavorable, es decir, tener más colesterol malo "LDL" de la cuenta y menos del bueno "HDL", y el tabaco. Juntos predijeron el 66% de los infartos.
La diabetes, la hipertensión, la obesidad abdominal, las variables psicosociales (estrés crónico, depresión y/o pertenencia a estratos sociales con bajo nivel económico) y el alcohol fueron otras cinco variables que predijeron el riesgo de infarto. Las dos que faltan, actividad física y dieta rica en vegetales y frutas, resultó que protegían frente a su aparición. Una curiosidad: estos factores de riesgo predecían el riesgo de enfermedad coronaria mejor en los jóvenes que en los ancianos.