El resfriado que viene

Las medidas preventivas son fundamentales tanto para evitar que se propaguen los virus como para aliviar los síntomas

Hace algo más de un lustro, el Comité Europeo para el Estudio del Resfriado Común, -un organismo creado en Reykjavik, Islandia, en el año 2000-, sacó a la luz una serie de datos, de los que se desprendía que en España se producen aproximadamente unos 80 millones de resfriados al año, una cifra que produce más escalofríos que el propio resfriado.

Si seguimos con las cifras, se calcula que los adultos contraemos entre dos y tres resfriados al año como media, y los niños entre seis y ocho. La razón del porqué los niños sufren más resfriados que los adultos, se debe, seguramente, a que entre ellos se prodigan con más frecuencia los contactos físicos, no son muy estrictos con la higiene o con los objetos que tocan y comparten, y porque su sistema inmunitario está aún inmaduro.

En realidad, los médicos suelen puntualizar que el catarro o resfriado no es una enfermedad, sino un conjunto de síntomas producidos por algunos de esos 200 virus diferentes, y definen el resfriado como una infección de evolución rápida, que afecta las vías respiratorias altas y que produce una larga sintomatología característica y muy desagradable: congestión y flujos nasales, estornudos frecuentes, mucosidad abundante, tos seca o tos productiva cargada de flema, fiebre no muy elevada, dolor de cabeza moderado a intermitente, ligeros dolores musculares y articulares, ojos irritados y llorosos (conjuntivitis), dolor de garganta, ronquera y debilidad. La congestión nasal, junto con el dolor de cabeza y de garganta que conlleva, son los síntomas peor llevados por los pacientes.

Factores desencadenantes

La tos en este caso, aunque muy molesta para quienes la sufren y fuente indiscutible de propagación de virus es, paradójicamente, la forma que tiene el organismo de limpiar el árbol respiratorio de cuerpos extraños o exceso de mucosidad. En cualquier caso, un catarro típico suele durar alrededor de siete días, si bien depende de la persona y del virus desencadenante. El flujo nasal, el más habitual de los síntomas, es la respuesta de la membrana mucosa que recubre las fosas nasales, a la irritación que le causan los virus que la invaden. En definitiva, es un trastorno que afecta a las vías respiratorias y nadie como él genera tanto absentismo escolar y laboral, además de los consiguientes costes económicos y sociales.

Hay un factor de riesgo adicional y aún controvertido, el frío, que puede alterar la circulación sanguínea en las mucosas y facilitar así la entrada de los virus en el organismo. Una prueba realizada por el personal del Centro para Resfriados Comunes de la Universidad de Cardiff, Reino Unido, parece demostrarlo: se pidió a 90 voluntarios que sumergieran sus pies en agua helada durante 20 minutos. Al cabo de ese tiempo, el 29 por ciento de ellos desarrolló un resfriado en los cinco días siguientes; en los 90 del otro grupo que no estuvo expuesto al frío, sólo el 9 por ciento contrajo el resfriado.

En todo caso, parece fuera de toda duda que los resfriados se presentan en forma de epidemias anuales coincidiendo precisamente con los meses más fríos. Pero aparte de la exposición a los virus, también se consideran factores favorecedores de la infección y por tanto desencadenantes del resfriado la fatiga excesiva, el estrés emocional, las alteraciones rinofaríngeas alérgicas y la fase intermedia del ciclo menstrual.

Por lo general, el contagio tiene lugar a través de las diminutas gotas en suspensión que el portador del virus expele al hablar o estornudar, o al tener contacto con los objetos en que se depositan tales gotas. Las manos son también una importante fuente de transmisión vírica.

Prevención

Las medidas preventivas ante los resfriados son fundamentales, tanto para evitar que se propaguen los virus como para aliviar los síntomas. En este sentido, cabe señalar que el tratamiento, sea farmacológico o casero, va dirigido esencialmente a atenuar la desagradable sintomatología que los acompañan y prevenir complicaciones.

Las pautas de higiene para evitar la transmisión del virus son:

  • Taparse la boca con pañuelos de papel al toser o estornudar. Tirar los pañuelos usados en una bolsa de plástico o directamente a la basura.
  • No tocarse los ojos o la nariz sin haberse lavado previamente las manos.
  • Lavarse bien las manos y con frecuencia.
  • Protegerse del frío y evitar los cambios bruscos de temperatura. Evite salir a la calle con el pelo mojado.
  • Evitar las aglomeraciones, los locales cerrados o mal ventilados, y humidificar el ambiente.
  • Evitar el tabaco y el alcohol.
  • El reposo en la cama es muy recomendable.
  • Procure mantener los pies calientes. Póngase calcetines de lana y buen calzado.

Suplementos dietéticos

  • Jalea real. Es un estimulante recomendado para reforzar el sistema inmunitario.
  • El polen, rico en vitaminas y minerales, estimula el apetito y contribuye a combatir los estados de debilidad.
  • La levadura de cerveza y el germen de trigo son fuentes de fibra. La malta es también muy rica en proteínas vegetales, vitamina B, acido fólico, aminoácidos como la lisina y el acido glutámico y otros minerales como el hierro y el calcio.
  • También figuran en el arsenal terapéutico contra el resfriado los suplementos de minerales como zinc y selenio, además de la vitamina E y las citadas A y C. La miel, el eucalipto y el regaliz integran igualmente este apartado.
  • El regaliz, como el própolis, tiene propiedades capaces de aumentar las secreciones salivares que cubren la mucosa de la garganta, con lo que contribuye a suavizar su irritabilidad y paliar la tos seca.
  • No olvidamos el jengibre, que según investigaciones científicas, tiene doce componentes anti-virales, y se puede preparar en infusión con un poco de miel.
  • De igual modo, a los probióticos se les atribuye capacidad para combatir las infecciones respiratorias.
  • Las sustancias naturales deben adquirirse en las farmacias,  pues es la garantía de que han superado todos los controles de eficacia y seguridad.

Tratamiento

Como se ha indicado anteriormente, el tratamiento, que debe ser individualizado, va inicialmente encaminado a aliviar los síntomas, por lo que se debe atender a los más predominantes. Un buen consejo en este sentido es consultar al médico o farmacéutico y respetar sus indicaciones, sobre todo si sufre alguna enfermedad bronquial, padece asma, la fiebre dura más de 4 días o los síntomas son muy agudos.

Los fármacos prescritos suelen albergar entre sus componentes algún analgésico para el dolor, un antihistamínico para disminuir la mucosidad, un descongestivo que aliviará la congestión nasal y a veces vitamina C o cafeína.

Los sprays nasales, las cremas mentoladas y aceites esenciales de eucalipto, menta, albahaca y pino ayudan a despejar las vías respiratorias. Sin embargo, no es prudente automedicarse, ni administrar a los niños pequeños menores de dos años medicamentos anticatarrales o antitusivos sin que el pediatra lo determine, ni mucho menos antibióticos o aspirina.

Las plantas tienen acciones terapéuticas reconocidas y de ellas cabe destacar la acción preventiva de la equinácea, frecuentemente indicada por sus propiedades antivíricas en el tratamiento complementario o preventivo del resfriado y de las afecciones de las vías respiratorias altas. Además, el extracto de equinácea parece haber demostrado poseer propiedades estimulantes del sistema de defensa inmunológico.

También el sauce, según los especialistas en medicina naturista, tiene un efecto sobre el dolor y la fiebre. Con acción descongestiva, el eucalipto y las yemas de pino figuran en primera línea, mientras para combatir la tos, las preferencias parecen inclinarse por el tomillo.

La jalea real también tiene fama de poseer acción antiviral, antimicrobiana y antitóxica, además de aumentar la resistencia al frío y a la fatiga, dada sus propiedades energéticas.

Dónde consultar

El farmacéutico suele ser la fuente de información más próxima sobre autocuidados básicos relacionados con el resfriado, cómo protegerse del contagio y cómo aliviar los síntomas tan molestos. Además, él sabrá deducir si el cuadro que usted presenta por la sintomatología requiere la visita al médico o si por causa de otras enfermedades como hipertensión, diabetes, etc., lo hace especialmente aconsejable para evitar mayores complicaciones.