No des pie a la gota

La gota puede curarse, pero para ello es esencial un tratamiento precoz, efectivo y prolongado en el tiempo.

La Sociedad Española de Reumatología (SER) y Menarini España han puesto en marcha la campaña "No des pie a la gota" para sensibilizar a la población española sobre esta enfermedad reumática cuya prevalencia ha aumentado de forma espectacular en los países occidentales.

"Tomando como referencia los datos de Estados Unidos y Reino Unido, se podría estimar que la prevalencia (número de casos existentes por cada 1.000 habitantes) podría haber aumentado un 50 por ciento en estas dos décadas", según apunta el doctor Fernando Pérez Ruiz, portavoz de la SER y reumatólogo del Hospital Universitario Cruces e Instituto de Investigación Biomédica Biocruces de Baracaldo (Vizcaya).

Durante este año y bajo el paraguas "2013: Año de Concienciación de la Gota", se van a poner en marcha una serie de acciones con el objetivo de informar a la población sobre esta patología reumática, que afecta principalmente a hombres y se ha convertido en la principal causa de artritis en adultos.

Exceso de ácido úrico

La gota es una enfermedad ocasionada por un exceso de ácido úrico en sangre que provoca la formación de unas sales que se depositan en las articulaciones y causan episodios de dolor intenso, que a menudo se inicia en el dedo gordo del pie. Es la artritis (inflamación articular) más común y, de no tratarse adecuadamente, puede dar lugar a lesiones articulares y afectar directamente a la calidad de vida del paciente. De ahí que deba dejar de tratarse como una enfermedad banal y de consecuencias poco importantes. Puede curarse, pero para ello es esencial un tratamiento precoz, efectivo y prolongado en el tiempo.

"La percepción de muchos pacientes y profesionales es que la gota sólo se reduce a síntomas de inflamación aguda, cuando no es así", según el doctor Fernando Pérez Ruiz, uno de los principales expertos de gota del país, quien también destaca que "es una enfermedad con síntomas intermitentes en el estado inicial y que, en aquellos pacientes en los que el tratamiento no es efectivo, avanza provocando lesiones graves al cabo de una o dos décadas".

La evolución natural de la enfermedad y/o la falta de un control adecuado de la uricemia puede tener consecuencias de diversa gravedad, como la artropatía gotosa crónica, y recientemente se ha asociado a mayor riesgo de patologías cardiovasculares.

En aumento

A diferencia de lo que cree gran parte de la población, la gota no es una enfermedad del pasado sino que cada vez es más frecuente. Esta patología afecta especialmente a la población adulta. De hecho, en España, su prevalencia aumenta hasta el 5 por ciento en pacientes mayores de 70 años. Pacientes hipertensos, obesos, diabéticos, con una mala función renal o aquellos que toman medicamentos que pueden elevar los niveles de urato, son los que más riesgo tienen de desarrollarla. "La población está envejeciendo y por tanto cada vez hay más personas con enfermedad renal crónica o que toman medicamentos, algunos de los cuales aumentan los niveles de ácido úrico en sangre", advierte Pérez Ruiz.

El paulatino abandono de la dieta mediterránea y la adopción de hábitos poco saludables como una mayor ingesta de alcohol y de bebidas azucaradas, son otros de los factores de riesgo. Por ello, modificar algunos factores como las dietas desordenadas o un cambio de medicación -en aquellos pacientes en los que sea posible –puede ayudar a prevenir la elevación de ácido úrico en sangre.

Se puede curar

La gota es la principal causa de artritis en la población adulta. Pese a ello, es una de las pocas patologías reumáticas que se puede curar con un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado y prolongado en el tiempo que tiene como objetivo conseguir alcanzar y mantener unos  niveles de urato por  debajo de 6 mg/dl de forma permanente. Prácticamente el 90 por ciento de los pacientes con gota necesitan tratamiento con medicamentos para ayudar a reducir la uricemia.

A juicio del doctor Pérez Ruiz, "los pacientes suelen tener en cuenta sólo episodios agudos y creen que si desaparecen los síntomas no hay enfermedad, y esto es incorrecto. Además, se cree que la gota no se puede curar y no es así. Los cristales de ácido úrico se pueden eliminar con el tratamiento adecuado".

El tratamiento debe ser progresivo y prolongado en el tiempo. "En general, una vez el paciente supera la semana de dolor agudo e intenso o aprende a convivir con el dolor crónico de baja intensidad, no vuelve a revisión y parte de esa responsabilidad la tiene el médico. El afectado debe conocer las complicaciones de no seguir un tratamiento a largo plazo y no recibir tratamiento sólo cuando tiene crisis".