Las mujeres tienen el doble de probabilidades de padecer insomnio que los hombres

Los cambios físicos y hormonales o la mayor prevalencia de ansiedad y depresión hacen de la mujer un blanco fácil para los trastornos de sueño

En el marco de la XXI Reunión Anual de la Sociedad Española de Sueño (SES), celebrada en Burgos, los más de 300 expertos que participaron en este congreso han analizado los últimos hallazgos en materia de trastornos de sueño y mujer, con el objetivo de llamar la atención sobre la importancia del cuidado del sueño para prevenir el deterioro de la calidad de vida, el aumento de accidentes y el incremento del riesgo cardiovascular.

"En general, la mujer tiene más propensión a desarrollar un trastorno de sueño", afirma el doctor Francisco Campos; "de hecho, aunque el insomnio es el trastorno más frecuente entre la población general, entre las mujeres se da el doble de prevalencia que en los hombres". Estas diferencias parecen acentuarse con la edad, de manera que las mayores de 65 años presentan tasas de insomnio más elevadas. Así, mientras su prevalencia en mujeres premenopáusicas está en torno al 33-36%, aumenta hasta el 41-61% en mujeres posmenopáusicas, debido principalmente a una tendencia creciente a la ansiedad, depresión o trastornos del estado de ánimo, y de trastornos primarios de sueño como la apnea, una patología que provoca un colapso del flujo de aire hacia los pulmones que, en ocasiones, desencadena la disminución de los niveles de oxígeno.

El embarazo es uno de los periodos de la vida de la mujer en el que los trastornos de sueño se acentúan notablemente, en gran parte causados por cambios fisiológicos como la distensión abdominal, los movimientos fetales, la astenia, la lumbalgia, el aumento de la frecuencia miccional o los vómitos, que aumentan los despertares nocturnos y reducen la eficacia del sueño. De hecho, hasta el 70 por ciento de las mujeres embarazadas tiene algún trastorno o dificultad en el sueño, fundamentalmente insomnio o somnolencia excesiva.

En el tercer trimestre de gestación, tanto los cambios físicos como hormonales son mayores, por lo que los trastornos del sueño también se agudizan. Los despertares son más frecuentes y el sueño es más superficial, al tiempo que el aumento de estrógenos reduce la duración del sueño REM. Algunos de estos cambios hormonales asociados al aumento del volumen abdominal favorecen el ronquido. El síndrome de piernas inquietas es otro de los trastornos asociados al embarazo, especialmente en el último tramo de gestación, ya que se relaciona con la reducción de los niveles de folatos o hierro.

Sin embargo, estos cambios fisiológicos son transitorios y están ligados a las variaciones hormonales propias del proceso gestacional. "Si bien parece que la calidad del sueño se mantiene alterada en el postparto inmediato, probablemente por los cambios hormonales y la preocupación por el recién nacido, la calidad del sueño se restaura durante el año posterior al parto", tranquiliza Campos.

En la menopausia

La menopausia es otro de los momentos claves en la mujer, donde también se producen cambios hormonales significativos que se traducen en alteraciones físicas, fisiológicas y psicológicas que favorecen la aparición de trastornos o dificultades en el sueño. Además del aumento del insomnio en este tramo de vida, los cambios hormonales justifican que la prevalencia de apnea del sueño en mujeres postmenopáusicas aumente hasta prácticamente igualarse a la de los hombres. El aumento de la colapsabilidad de la vía aérea superior durante el sueño, la distribución de la grasa corporal y algunos aspectos hormonales de la menopausia justificarían este aumento tan notable", indica el doctor Campos.

Por otro lado, hombres y mujeres perciben de forma distinta las características de su sueño, así como los síntomas asociados a ciertos trastornos. Las mujeres tienden a describir sensación de cansancio o fatiga y menos somnolencia excesiva diurna. Además, por motivos sociales, las mujeres podrían ser reacias a informar o consultar algunos síntomas típicos de ciertos trastornos, como el ronquido", explica el experto, quien añade que "otra característica de la mujer es que suele acudir sola a la consulta médica, cuando el diagnóstico de este tipo de trastornos es conveniente que se haga en presencia de la pareja, para que, por ejemplo, pueda describir la existencia o no de ronquidos o pausas durante el sueño".

En el caso de la apnea de sueño, el hombre suele acudir a la consulta médica acompañado de su pareja, que detalla la triada clásica de ronquidos, pausas observadas y somnolencia excesiva diurna. "Sin embargo, la mujer es más probable que acuda sola y consulte síntomas menos típicos como cansancio, depresión, ansiedad o insomnio, que hacen que el médico no sospeche apnea de sueño como primera opción", puntualiza el doctor.