Melanoma, ¿cuestión de sexo?

Este tipo de cáncer se diagnostica en mujeres diez años antes que en los hombres porque ellas acuden antes a consulta

¿Alguno de sus lunares ha cambiado de forma, tamaño o color? ¿Ha notado que sus bordes son irregulares o asimétricos? Si es así, es el momento de que acuda a un dermatólogo, pues detrás de esa peca o lunar puede estar agazapado un melanoma, el tipo de cáncer de piel que, si no se diagnostica precozmente, causa más mortalidad.

Alba nunca olvidará aquella visita al dermatólogo. Iba acompañando a su hijo, al que tenían que extirpar un papiloma, cuando el especialista se la quedó mirando y le dijo: "Usted tiene muchos lunares, ¿se los ha mirado recientemente?". Ante su negativa, le sugirió hacerle una revisión. "Como tenía un poco de prisa, le contesté que ya volvería otro día, pero me dijo que por qué no lo hacía en ese momento. En realidad, él ya había visto algo, aunque no quiso alarmarme. Me exploró y me dijo que uno de mis lunares tenía mala pinta, que había que quitarlo y analizarlo. Dos semanas después me enteré de que se trataba de un melanoma". Junto a la mala noticia, la buena: su tumor se encontraba todavía en una fase precoz; no había ganglios afectados y no se había extendido a ningún órgano. No necesitaría tratamiento, tan solo acudir a revisiones periódicas de control. "No dejo de pensar qué habría ocurrido si ese doctor no llega a interesarse por mí".

Sin duda, Alba ha sido una mujer afortunada. Porque el melanoma, un cáncer de piel que se origina en los melanocitos (las células que producen el pigmento conocido como melanina), "es de los tumores de mejor pronóstico si se detecta a tiempo y de peor cuando se extiende", explica la doctora Susana Puig, coordinadora de investigación de la Unidad de Melanoma del Servicio de Dermatología del Hospital Clínic de Barcelona. Además, de todos los cánceres en humanos, es el que, con menos volumen de tumor, más capacidad tiene de propagarse, de dar metástasis. Un melanoma que mide 1 mm de grosor es muy incipiente, pero su mortalidad es del 10 por ciento a 10 años; si el grosor es superior a 4 mm, la mortalidad supera el 50 por ciento. En cambio, cuando sólo afecta a la epidermis, lo que conocemos como melanoma in situ, la supervivencia es prácticamente del cien por cien.

Diagnóstico precoz

La clave está, pues, en el diagnóstico precoz. Se trata de conseguir detectar el melanoma cuando todavía es muy fino, antes de que se vaya engrosando y, con ello, empeorando el pronóstico del paciente. Y, en este sentido, todo parece indicar que las mujeres llevamos una cierta ventaja sobre los hombres: "Por lo general, ellas presentan melanomas más finos que los varones, señala el doctor Eduardo Nagore, dermatólogo del Instituto Valenciano de Oncología. "En un trabajo que he realizado, al estudiar qué factores estaban relacionados con el espesor del tumor, encontré que, en las mujeres, los melanomas son menos gruesos". ¿Significa eso que, en nosotras, el melanoma es menos agresivo y su crecimiento más lento? "No necesariamente -continúa el doctor Nagore-. Yo más bien pienso que los hombres son más descuidados a la hora de protegerse del sol, y que ellas están más atentas a los cambios de su cuerpo y acuden más a consulta". Con él coincide la doctora Puig: "Las mujeres se dan cuenta antes que los hombres; de hecho, a ellas se les diagnostica con 10 años de antelación, cuando el melanoma es más delgadito. No sabemos cuál es la razón, aunque me inclino a pensar que es porque están más pendientes. Es más, también son ellas quienes a menudo detectan un posible melanoma en sus parejas: la mujer es quien está atenta e identifica un melanoma en el hombre, no al revés".

A menudo las mujeres detectan un posible melanoma en sus parejas.

A menudo las mujeres detectan un posible melanoma en sus parejas.

Si esta mayor atención a los cambios en la piel puede ayudarnos a que el diagnóstico sea más rápido, existen otros factores, todavía no bien identificados, gracias a los cuales el melanoma tiene mejores índices de supervivencia en la mujer que en el varón: "La mujer en edad fértil tiene mejor pronóstico; no sabemos la causa, aunque se piensa que las hormonas deben de jugar algún papel", sugiere la doctora Puig. En este sentido, el doctor Nagore señala que "no se ha podido demostrar que sea una cuestión hormonal; hay estudios que apuntan en esta dirección, pero todavía no son suficientemente concluyentes. Lo que sí vemos es que, si tomamos el sexo como factor aislado, vemos que las mujeres están más protegidas: a igualdad de melanoma y de estadio, ellas mueren menos". Esto no significa, no obstante, que el melanoma se dé menos en las mujeres, sino que, cuando se presenta, las perspectivas son mejores. Como explica el doctor Nagore, "la incidencia de este cáncer de piel es muy similar en uno y otro sexo, aunque ligeramente superior en las mujeres: en nuestro medio, de cada 100 afectados, un 52 por ciento son mujeres y un 48 por ciento hombres".

Melanoma en mujeres

Pese a este mejor pronóstico del melanoma en mujeres, hay situaciones especiales en las que el diagnóstico suele retrasarse, lo que empeora las perspectivas de recuperación. Es el caso del embarazo, un momento que preocupa especialmente a los expertos. No debemos olvidar, señala la doctora Puig, que, en estos momentos, "el melanoma es uno de los cánceres que afecta con más frecuencia a la mujer en edad fértil. Cada vez se tienen los hijos a una edad más avanzada, lo que hace que coincida el embarazo con la edad en la que es más común el melanoma: en torno a los 40 años. Durante la gestación, a veces los lunares se pigmentan más o cambian de aspecto; esto lleva a muchas mujeres a pensar que estos cambios se deben a su estado y no les hacen caso. Piensan que, como están embarazadas, no es el momento para hacerse revisiones y esperan a que nazca el bebé. Nuestro mensaje es que es muy importante que las mujeres embarazadas consulten al dermatólogo siempre que observen un cambio en un lunar para no retrasar el diagnóstico, pues este retraso lo único que hace es empeorar el pronóstico".

Una vez diagnosticadas, y aun cuando la recuperación sea total, las mujeres viven el melanoma de manera diferente a como lo hacen los varones. Un estudio holandés publicado en la revista especializada Archives of Dermatology revela que el melanoma marca más su vidas; en la mujer, el impacto de vivir con el cáncer es mayor, y esto tiene aspectos tanto positivos como negativos: entre las secuelas positivas de la enfermedad, el estudio señala que tienden a incrementar su espiritualidad y que, además, están mucho más concienciadas para protegerse de los daños del sol; así, evitan más que los hombres los destinos vacacionales de sol y playa, buscan más la sombra y usan con mayor frecuencia los protectores solares. Entre los aspectos negativos, la encuesta apunta que, en el plano emocional, ellas lo viven más negativamente y refieren tener menos vitalidad, más dolor corporal y menor rendimiento físico. Los resultados llevan a los autores del trabajo a concluir que las mujeres que sobreviven al melanoma deberían recibir más cuidado y atención (incluyendo consejo psicológico) y que los hombres necesitarían más educación acerca de la protección frente a los daños del sol.

Melanoma metastásico

Este estudio también refleja que los pacientes viven con mayor ansiedad y negatividad la enfermedad cuanto más avanzada está. Es lógico, pues, como señalaba la doctora Puig, las posibilidades de supervivencia a un melanoma se reducen drásticamente a medida que pasa de un estadio a otro. En este sentido, hay que decir que uno de cada cinco pacientes con melanoma desarrolla una forma avanzada y agresiva de la enfermedad; se trata del melanoma metastásico, que se produce cuando el cáncer se extiende fuera de la superficie de la piel hasta alcanzar otros órganos, principalmente los nódulos linfáticos, los pulmones, el cerebro y otras partes del cuerpo. En esta fase, el melanoma se vuelve una enfermedad muy agresiva y difícil de tratar, aunque no hay que perder la esperanza. "Es verdad que, una vez que hay metástasis, el pronóstico no es bueno. Pero hay que decir que, recientemente, han salido tratamientos novedosos que nos hacen ser mucho más optimistas. No es que se haya conseguido erradicar o curar, pero, al menos, hay un avance significativo", reconoce el doctor Nagore.