Medicamentos frente a los síntomas de la gripe y el resfriado

Los más utilizados, bien de forma individual o en combinaciones, son los analgésicos antipiréticos, descongestivos y antihistamínicos

La gripe es una infección aguda del tracto respiratorio causada por el virus de la influenza. Se distinguen tres tipos de virus designados como A, B y C. El grado de afectación de los pacientes puede abarcar un amplio abanico de posibilidades, desde un curso ligero donde apenas se evidencian los síntomas característicos, hasta un curso grave, complicado con otras patologías sobreañadidas, donde se puede poner en peligro la vida de la persona.

Por su parte, el resfriado es una enfermedad infecciosa molesta pero poco grave, producida en la mayor parte de los casos por virus de la familia de los Rinovirus y Coronavirus. Los niños suelen sufrir más resfriados que los adultos, seguramente por el mayor contacto físico entre ellos y por la inmadurez de su sistema inmunitario.

Ambas enfermedades se confunden con facilidad, pero existen una serie de indicios que nos van a permitir distinguirlas. Consultando al farmacéutico podemos conocer si lo que sufrimos es un simple resfriado o una gripe.

Tratamientos

Es opinión general y fundamentada que la mejor forma de combatir la gripe es la vacuna antigripal, puesto que con las campañas de vacunación se evita que se enfermen los individuos denominados población de riesgo que pueden llegar a sufrir complicaciones graves y que no se infecte un alto número de personas  y se disemine el virus originando epidemias.

También existen medicamentos antivirales cuyo uso está muy restringido pues la relación entre la efectividad y la seguridad llevan a que sólo se aplique en casos muy concretos de contraindicación de otros tratamientos o población con riesgos especiales.

Por tanto el tratamiento más habitual es el sintomático, es decir aquel encaminado a mitigar los síntomas tanto de la gripe como del resfriado. Este alivio sintomático permite llevar una vida relativamente normal y activa mientras nuestro sistema inmunitario consigue eliminar los virus.

Los medicamentos que se usan habitualmente bien de forma individual o bien en forma de combinaciones son: analgésicos/antipiréticos, descongestivos y antihistamínicos.

Está demostrado que la mejor opción son las combinaciones, puesto que los síntomas no se presentan de forma independiente y tendríamos que tomar varios medicamentos para paliar los síntomas fundamentales. Son por tanto más cómodos de tomar y el coste del tratamiento es menor, sólo compramos un medicamento. Aunque puedan tener algún inconveniente más de reacciones adversas, el margen de seguridad que ofrecen es muy satisfactorio. Con un solo remedio se reducen los principales síntomas y nuestra vida puede continuar sin apenas cambios.

Analgésicos antipiréticos: se usan para aliviar la fiebre, el dolor de cabeza, de garganta, y el malestar general. El más utilizado es el paracetamol, por su eficacia y su seguridad, en dosis de entre 500 mg y 1 gramo.

También se usa ibuprofeno, ácido acetilsalicílico y salicilamida, pero con mucha menor frecuencia. Hay que tener muy  en cuenta que el ácido acetilsalicílico no puede usarse en menores de 16 años por el peligro de sufrir Síndrome de Reye.

Descongestivos: pueden aplicarse vía tópica en forma de aerosol o nebulizador nasal o vía sistémica, con formas orales. Su acción se basa en la vasoconstricción de la mucosa nasal de manera que se desinflama y permite respirar mejor.

Las formas tópicas actúan rápidamente pero el inconveniente está en el uso continuado que puede producir una congestión nasal de rebote. Su uso por tanto no debe superar los 3 días y si fuera necesario usarlos más tiempo se recomienda recurrir a los descongestivos orales. Las formas orales no presentan este inconveniente y aunque su acción es menos intensa y más lenta, es más duradera.

Uno de los principios activos tópicos más usados es la oximetazolina y dentro de los orales su usan con preferencia la fenilefrina y la pseudoefedrina.

Antihistamínicos: el motivo de su uso en las combinaciones de estos medicamentos es su acción de alivio de la rinorrea. Disminuye la cantidad de moco segregado. El más usado con diferencia sobre todos los demás es la clorfenamina.

El inconveniente que pudiera tener el antihistamínico en la fórmula es que produce somnolencia, sin embargo muchas veces se presenta como ventaja añadida ya que facilita el reposo que generalmente los profesionales sanitarios aconsejan para este tipo de patologías.

También se usan antitusígenos, mucolíticos, expectorantes y antisépticos bucofaríngeos, básicamente como medicamentos individuales, siempre y cuando sea necesario. La inclusión de estos principios activos en las fórmulas combinadas no es aconsejable, ya que las combinaciones así son muy complejas. A mayor número de principios activos aumentamos el riesgo de que se produzcan reacciones adversas e interacciones con otros fármacos que estemos tomando. En cualquier caso, pedir información al farmacéutico puede ser necesario pues en casos concretos reducir el número de fármacos a tomar por un paciente puede facilitar el cumplimiento del tratamiento.

Otros ingredientes: existen preparaciones que contienen principios activos cuya eficacia es controvertida, como la cafeína y la vitamina C. La cafeína justifica su acción sobre la estimulación del sistema nervioso, que permitiría contrarrestar la somnolencia que produce el antihistamínico. Sin embargo puede estar contraindicada por ejemplo en pacientes hipertensos.

La vitamina C nunca ha demostrado en ensayos clínicos que sea preventiva de la gripe o del resfriado y mucho menos curativa.

Ninguno de los dos ha demostrado ventajas objetivas para su inclusión y como hemos visto, a mayor número de activos más posibilidad existe de interacción y efectos no deseados.

No se tomarán antibióticos pues son totalmente ineficaces contra los virus. Ni mejoran los síntomas ni aceleran la curación, y sin embargo pueden producir efectos indeseables para la salud.