La educación, un derecho de las personas con diabetes

Un paciente está suficientemente formado cuando da el salto del autoanálisis (comprobar sus niveles de glucosa en sangre) al autocontrol

El próximo 14 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Diabetes (DMD) en un contexto de crisis económica, en el que los recortes y las reformas están afectando de lleno a uno de los pilares del lema de este año: la educación. Es por ello por lo que, el eje central de las actividades que la Federación Española de Diabetes (FEDE) ha puesto en marcha este año gira en torno a exigir a las administraciones públicas una adecuada educación y formación en diabetes para los cerca de 5.000.000 de personas diagnosticadas de esta patología en nuestro país. Tal y como ha afirmado el presidente de FEDE, Ángel Cabrera, "la educación es un derecho del paciente. Además, es el único arma con el que contamos para autogestionar de manera óptima nuestra patología y, de esta forma, retrasar y/o evitar la aparición de complicaciones y disfrutar de calidad de vida". En este sentido, un año más desde FEDE se reclamará la implicación de los poderes públicos para que "contemplen la educación no como un gasto, sino como una inversión de futuro. Sólo así se conseguirá que se reduzcan los ingresos hospitalarios por complicaciones derivadas de una mala o una deficiente formación de los pacientes", ha añadido Cabrera.

A día de hoy, solamente se puede afirmar que un paciente está suficientemente formado cuando da el salto del autoanálisis (comprobar sus niveles de glucosa en sangre) al autocontrol. Es decir, cuando sabe interpretar la información que aporta su autoanálisis  y es capaz de introducir cambios en su tratamiento (alimentación, ejercicio, fármacos, etc.) que influyan en el control glucémico para adaptarlo a una situación concreta. Hablar de educación diabetológica es, por lo tanto, hablar de la capacitación del paciente con diabetes, formarle para que cuente con los conocimientos necesarios y suficientes para el correcto control de su patología, con lo que poder asumir más responsabilidades y participar, junto con su equipo médico, en la toma de decisiones en los posibles cambios de su tratamiento. Según FEDE, con esto se consigue un doble y beneficioso objetivo, por una parte, "permite al paciente adaptar la patología a su vida, y no al contrario como ocurre actualmente, y, por otra, reduce los costes del sistema sanitario".

La importancia del autoanális y del autocontrol viene avalada desde instancias internacionales. En este sentido, la Federación Internacional de la Diabetes (IDF, según sus siglas en inglés) publicó, en septiembre de 2009, un documento sobre el autocontrol de la glucemia en personas con diabetes tipo 2 tratadas con fármacos administrados por vía oral. En esta guía, la IDF establece que, si bien el autoanálisis de la glucemia debería realizarse sólo cuando las personas con diabetes, sus cuidadores y/o sus profesionales sanitarios tengan el conocimiento, las habilidades y la disposición para convertir el simple análisis en autocontrol, éste debe incorporarse al plan de cuidados de los pacientes para ayudarles a conseguir sus objetivos terapéuticos. Por ello, el autocontrol de la glucemia debería considerarse en el momento del diagnóstico de la diabetes para aumentar la comprensión sobre la enfermedad, como parte de la educación del paciente y para facilitar el inicio y optimización del oportuno tratamiento. La FID también considera en esta guía que el autocontrol de la glucemia debería formar parte de una educación continuada para ayudar a las personas con diabetes a entender mejor su enfermedad y, así, proporcionarles un medio para participar activa y eficazmente en su control y tratamiento, modificando conductas e intervenciones farmacológicas si es necesario, consultando con su equipo médico.

Por lo que respecta a la evidencia científica, también ha corroborado, una vez más, las bondades de una óptima capacitación del paciente. En este sentido, tres nuevos estudios, publicados el pasado mes de octubre en la edición online de la revista Archives of Internal Medicine, han mostrado que la educación en diabetes y las intervenciones conductuales pueden ayudar a reducir los niveles de glucemia en las personas que tienen problemas para gestionar la enfermedad. Cada estudio observó distintos tipos de intervenciones educativas y conductuales, y hallaron cierta mejora en el control a largo plazo de la glucemia. Tal y como aseguró el Dr. Joel Zonszein, director del programa clínico de diabetes del Centro Médico Montefiore de Nueva York (Estados Unidos), "la educación en diabetes es fundamental. El tiempo y el esfuerzo que se invierten en los pacientes se correlacionan de forma positiva con mejores resultados (...). Todo esto nos demuestra que la educación funciona". Asimismo, añadió la importancia de individualizar la estrategia educativa, puesto que "lo que funciona con las personas con diabetes tipo 1 no necesariamente funcionará bien con pacientes de diabetes tipo 2, y las personas que ya tienen complicaciones por la diabetes probablemente necesiten una educación y seguimiento más intensivos que aquellas que tienen una diabetes relativamente bien controlada".

Pero a pesar de estas múltiples evidencias clínicas y científicas sobre el efecto positivo del la educación y del autocontrol de la glucemia, especialmente en las personas que siguen un tratamiento con insulina, los impedimentos continúan. En España a día de hoy, en algunas comunidades autónomas (CC AA), y al calor de la crisis, se ha comenzado a reducir el material de autocontrol de la glucemia a las personas con diabetes tratadas con fármacos orales. Ante esta situación, FEDE aprovechará el Día Mundial de la Diabetes (DMD) de este año para hacer un doble llamamiento al sentido común. Por un lado, al resto de las CC AA que estén tentadas de caer en políticas reduccionistas en lo relativo a políticas y material dirigido al autocontrol de la diabetes por parte de los pacientes. Y, por otro, al Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad que, con su silencio, permite situaciones de atropello a las personas con diabetes. Tal y como ha asegurado Cabrera, "si bien es cierto que la Sanidad es una competencia trasferida, el papel del Ministerio de Sanidad no puede ser el de un mero observador. Debe tomar parte y actuar ahí donde se vulneren los derechos de los pacientes. Debe asumir también su labor de coordinación, estableciendo unos estándares mínimos y básicos sobre educación en diabetes, y vigilar que todas las CC AA los cumplan". Asimismo, FEDE recuerda que invertir en educación y formación en diabetes de manera continuada y estable en el tiempo, a medio y largo plazo, aparte de reducir y / o retrasar las complicaciones crónicas y agudas de esta patología (retinopatía diabética, enfermedades cardíacas, nefropatía diabética, neuropatía, amputaciones, cetoacidosis, hiperglucemia o hipoglucemia), es la mejor receta para ahorrar y ayudar a la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud.

Prevención, segundo pilar contra la diabetes

Junto con la educación, la prevención es el otro de los pilares del lema del DMD de 2011. Si la educación es la mejor herramienta de los pacientes para controlar óptimamente su diabetes, la prevención es, sin duda, el medio más eficaz para evitar que esta patología se convierta en una pandemia y un drama social y humano a nivel internacional. A día de hoy, si bien la diabetes tipo 1 no se puede prevenir, sí puede hacerse la diabetes tipo 2, que representan el 90 por ciento de los casos. Según Cabrera, "los hábitos saludables son la clave para retrasar e incluso evitar su aparición. Por ello, es fundamental evitar el sobrepeso mediante una alimentación equilibrada, ejercicio ajustado a cada persona, evitar el tabaquismo y moderar la ingesta de bebidas alcohólicas. También es muy importante, sobre todo a partir de los 45 años, realizarse pruebas rutinarias, y acudir al médico en el caso de que aparezcan síntomas que hagan sospechar que se podría padecer diabetes. A pesar de esto, uno de los principales problemas de la diabetes es la poca claridad de sus síntomas, ya que pueden confundirse con otras patologías o achacarse a momentos de estrés o tensión. Es por esto por lo que, desde FEDE, se solicita que se haga un mayor esfuerzo de inversión en políticas de información, concienciación y sensibilización dirigidas a la sociedad. Tal y como ha asegurado Cabrera, "actualmente, la diabetes tipo 2 puede tardar en diagnosticarse incluso años, lo que conlleva un empeoramiento de la salud de la persona que la padece. Aún así, podemos ponernos alerta ante síntomas como un aumento de la sensación de sed, si se orina de manera frecuente, si se tiene hambre excesiva, si se pierde repentinamente peso, o si hace su aparición la fatiga, la visión borrosa o las heridas que tardan mucho en cicatrizar".

A nivel internacional, también se ha dado un toque de atención para poner en marcha medidas de prevención que eviten que la diabetes siga creciendo. En este sentido, el pasado mes de septiembre, durante la reunión de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes celebrada en Lisboa, la IDF hizo públicos los últimos datos de prevalencia de la diabetes en el mundo, poniendo de manifiesto que, a día de hoy, alcanza los 366 millones de afectados, una cantidad realmente crítica si se tiene en cuenta que los últimos datos que se barajaban hablaban de 285 millones de personas diagnosticadas de diabetes en todo el mundo. Así las cosas, no fue de extrañar que durante este encuentro se hiciera un llamamiento a los poderes públicos que semanas más tarde se dieron cita en el Congreso Mundial de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre Enfermedades No Transmisibles (ENT), celebrada en Nueva York, y cuyos responsables ya contaban sobre la mesa, antes de comenzar, con cifras tan impactantes como que, en 2008, las ENT (diabetes, cáncer, cardiopatías y enfermedades respiratorias crónicas) fueron las responsables de 36.000.000 de muertes en todo el mundo, o lo que es lo mismo: fueron las causantes de la muerte de 3 de cada 5 personas, provocando, además, un gran daño socioeconómico, en especial en los países en desarrollo.

Ante estadísticas tan demoledoras, y tras varias jornadas de debate y discusión, el documento final adoptado recogió el compromiso gubernamental de establecer metas mundiales de vigilancia de estas enfermedades y sus factores de riesgo, como el tabaquismo, una alimentación poco saludable, la inactividad física y el consumo abusivo de bebidas alcohólicas. Asimismo, se reconoció como prioridad "fortalecer la capacidad de las personas para optar por alternativas más sanas y adoptar modos de vida que propicien la buena salud", además de reconocer la relevancia de "incluir la salud en todas las políticas y enfoques". Pero también la ONU reflejó que la única vía para que las ENT no ganen la guerra a la sociedad es una lucha conjunta, por lo que hizo un llamamiento de corresponsabilidad al mundo empresarial y a la sociedad civil, para que centren sus esfuerzos en mejorar la prevención de las ENT, y eviten que su impacto sobre la humanidad siga en aumento.

A partir de ahora el siguiente paso vendrá del resultado de la petición hecha por la Asamblea General de la ONU a la Organización Mundial de la Salud (OMS), para que elabore un marco para seguir de cerca el progreso mundial de las ENT y que, antes de fines de 2012, elabore una serie de recomendaciones sobre las metas mundiales que permitan vigilar las tendencias y evaluar el progreso en todos países con el fin de reducir el costo del sufrimiento, de la discapacidad y de la muerte prematura por causa de las ENT.