Dolor de garganta: un clásico del invierno

Las pastillas o comprimidos para chupar alivian el picor y reducen la inflamación

El dolor de garganta es un síntoma provocado generalmente por un proceso a nivel de la faringe (faringitis) o la laringe (laringitis). En la mayor parte de los casos el proceso es transitorio y, aunque molesto, es leve. El dolor suele ir acompañado de picor y sequedad que origina dificultad para tragar y cuando la laringe se ve también afectada y se inflama se acompaña de afonía.

Ante un dolor de garganta o una afonía es habitual acudir a la farmacia. El farmacéutico recoge la máxima información posible en cuanto a la edad, los síntomas, la aparición brusca o gradual de los mismos, si es una mujer embarazada o en periodo de lactancia, si toma otra medicación, si tiene enfermedades de base como diabetes, alergias, problemas cardiacos, respiratorios, renales, etc., de manera que se discrimine la causa que origina la afección.

Independientemente de la causa, es necesario instaurar una serie de medidas higiénico-sanitarias que ayudan a paliar y mejorar los síntomas, además de limitar el contagio:

  • Proteger la boca y la nariz con pañuelos al toser o estornudar. Preferiblemente pañuelos desechables.
  • Lavarse bien las manos, con frecuencia cuando se manipulan alimentos, se tiene tos, se sufre un resfriado, etc. El lavado se hará con agua y jabón o con soluciones hidroalcohólicas.
  • No permanecer en ambientes cargados.
  • Evitar la exposición al aire acondicionado y a la calefacción excesiva.
  • Protegerse del frío y evitar los cambios bruscos de temperatura ambiental.
  • Ventilar adecuadamente las habitaciones y usar humidificadores.
  • Evitar el tabaco y el alcohol.
  • Evitar las comidas picantes, copiosas o muy calientes.
  • Aumentar el consumo de líquidos (tibios o fríos, no calientes) para hidratar, evitando los zumos cítricos pues son muy ácidos e irritantes.
  • No realizar un uso abusivo de la voz, evitando hablar o, si se habla, haciéndolo en voz muy baja.
  • Tomar caramelos suavizantes y bebidas endulzadas con miel.

Además de estas medidas, el farmacéutico puede instaurar un tratamiento encaminado al alivio de los síntomas. Esto contribuye a acortar el curso de la enfermedad, a prevenir las complicaciones y a evitar la diseminación de la misma. Los tratamientos sintomáticos más adecuados son de aplicación local:

  • Colutorios: son preparados que ejercen una acción local sobre la garganta. Para su correcta administración se realizarán enjuagues, gargarismos o, a veces, toques con una espátula,  dependiendo de si lo que queremos tratar es una lesión en la mucosa de la boca o molestias y dolor al tragar. No deben ser ingeridos y conviene no tragar saliva durante algunos segundos.
  • Gargarismos: son líquidos de aplicación local destinados al lavado de la garganta que no deben ser ingeridos. Con la cabeza situada hacia atrás y la solución en la boca, se realizaran gargarismos durante unos 30 segundos.
  • Aerosoles: se aplican en forma de nebulizaciones varias veces al día. Son útiles sobre todo en la población pediátrica ya que es difícil que los niños realicen enjuagues o gargarismos de forma adecuada.
  • Comprimidos, pastillas y tabletas: son formas sólidas que ejercen acción local al disgregarse lentamente en la boca. Esto provoca un exceso de saliva, cuyo contenido en lisozima e IgA une a la acción del medicamento cierto  poder antimicrobiano e inmunitario.

Asimismo, existen otras alternativas eficaces para el tratamiento de estas afecciones, como la fitoterapia y la homeopatía.

En cualquier caso, el tratamiento no debe prolongarse durante más de 5 días sin supervisión por un profesional sanitario.

Conclusiones

Consulte con su farmacéutico; él le ayudará a distinguir la causa de su dolor de garganta. En casos más graves, en los que existan complicaciones o el dolor se prolongue en el tiempo, le remitirá al médico.

El tratamiento de la afonía y el dolor de garganta consiste normalmente en la administración de pastillas o comprimidos para chupar, que alivian el picor y la sequedad, y reducen la inflamación. Su farmacéutico también le podrá recomendar plantas medicinales que le ayudarán a paliar los síntomas.

El tratamiento con antibióticos será eficaz sólo en el caso de que el dolor esté causado por una infección bacteriana. Lo más probable es que el causante sea un virus y no sean necesarios. El médico instaurará el antibiótico y su pauta, que debe cumplirse exactamente como se ha prescrito.