Atención a los problemas circulatorios

El calor produce dilatación de las venas, dificultando el retorno venoso, por lo que en el verano aumentan los síntomas

Los problemas circulatorios constituyen un serio inconveniente que afecta a una gran parte de la población mundial. Se producen sobre todo en la población activa, lo que provoca que su repercusión socioeconómica y laboral sea muy importante, al ser causa frecuente de absentismo laboral. En España, el 10 por ciento de la población adulta (alrededor de 2,5 millones de personas) padece algún trastorno de este tipo.

El trastorno circulatorio más conocido son las varices, aunque hay que tener también en cuenta problemas más graves, que van desde las flebitis hasta las trombosis venosas y las úlceras varicosas.

¿En qué consiste la circulación?

La circulación es el paso de la sangre desde el corazón a los tejidos a través de un sistema arterial y un sistema venoso. La sangre sale del corazón, se distribuye gracias a las arterias y vuelve a él a través de las venas.

Las arterias transportan la sangre a gran presión hacia los tejidos. Sus paredes son muy resistentes y la sangre fluye muy rápidamente por ellas. Las venas funcionan como conductos para transportar la sangre desde los tejidos hasta el corazón. Las paredes venosas son delgadas, pues la presión que soportan es baja, pero musculares, lo que les permite contraerse y dilatarse para almacenar más o menos sangre según las necesidades del organismo.

El sistema venoso posee válvulas encargadas de que la sangre, en contra de la gravedad, vaya desde las zonas más bajas (los pies) hasta el tórax, dirigiéndola hasta el corazón. La red venosa superficial es visible bajo la piel y devuelve al corazón alrededor del 10 por ciento del flujo de sangre que salió de él. La red venosa profunda produce el retorno del otro 90 por ciento.

Gracias al bombeo que ejercen los músculos de las piernas, la sangre es impulsada hacia arriba. Cuando los músculos se contraen, las válvulas se abren dejando pasar la sangre y, cuando se relajan, se cierran como compuertas, impidiendo el reflujo de nuevo hacia abajo y el estancamiento en las venas. Si este sistema no existiera, la sangre que llega a las extremidades inferiores no regresaría al corazón mientras permaneciéramos de pie.

Mal funcionamiento

Hay situaciones o circunstancias especiales en que este sistema funciona de forma deficiente. Si la bomba de retorno no funciona, la sangre ejerce presión sobre las paredes de los capilares. Esta presión hace que los líquidos se acumulen en los tejidos, las piernas se hinchan y, si no se corrige, se produce el edema.

Los síntomas más comunes son:

• Sensación de pesadez.
• Dolor (localizado en las varices o generalizado).
• Hormigueo.
• Calambres nocturnos.
• Sensación de calor y picor.
• Hinchazón de pies y tobillos.
• Varices (venas dilatadas, oscuras y con el tamaño aumentado).
• Arañas vasculares (venillas de color rojizo que se aprecian en la superficie de la piel formando un dibujo que recuerda a una araña).

Todos estos síntomas se agravan con el calor. El calor produce dilatación de las venas dificultando el retorno venoso. Por tanto, hay que tener en cuenta que:

• El verano es la época en que aumentan las manifestaciones de la insuficiencia venosa.
• Es importante tener cuidado al tomar el sol en las piernas, así como evitar someterlas a baños calientes, saunas y depilaciones con métodos que generan calor.

Tratamiento

El tratamiento irá encaminado primero a la prevención, siguiendo una serie de medidas higiénico-sanitarias (ver cuadro adjunto). Si ya tenemos el problema hay que procurar frenar su evolución con otras medidas, pues las complicaciones que se generan son muy graves: flebitis, tromboflebitis, úlceras varicosas, etc. En este caso, sin olvidar las medidas preventivas, existen tratamientos como las medias de compresión, fármacos y en casos muy concretos cirugía vascular.

Las medias de compresión son una útil herramienta si se usan de forma adecuada bajo control sanitario. Previenen y mejoran los síntomas gracias a que ejercen presión decreciente de los tobillos hacia el muslo ayudando a que la sangre retorne al corazón.

Deben colocarse a primera hora de la mañana, antes de que las piernas y lo pies se hinchen. La talla debe ser adecuada pues tan negativo es que nos queden grandes, pues la compresión no será suficiente, o que sean pequeñas y nos compriman como un torniquete. Hay diferente tallas según altura y peso, pero si las condiciones del paciente lo requieren también se fabrican a medida.

Hay cuatro tipos de medias según la compresión ejercida en el tobillo: ligera, normal, fuerte y muy fuerte. El farmacéutico puede asesorar de forma correcta al paciente en este tema.

En cuanto a la puesta y cuidado, el uso de guantes para no romperlas o los calzadores de medias pueden ser una ayuda al ponerlas si hay dificultades. Para lavarlas es importante hacerlo a mano y con jabón neutro, aclararlas bien y no retorcerlas para evitar la pérdida de elasticidad.

Existen patologías en las que el uso de las medias de compresión está contraindicado: trombosis profundas, eccemas extensos, dermatitis, ulceraciones, etc. Por eso es tan importante estar asesorado por un profesional sanitario.

En cuanto a la terapia con fármacos, actualmente no resuelve el problema pero sí alivia los síntomas.

Como tratamiento de apoyo contamos con gran cantidad de plantas medicinales. Las más usadas son las semillas de castaño de indias, el rizoma y raíz de rusco, las hojas de ginkgo biloba y la vid roja.

La vía de administración puede ser oral o tópica. La tópica es muy útil en estos trastornos pues la acción del medicamento unido al masaje efectuado para aplicarla alivia la sensación de molestia, pesadez e hinchazón.

En ambos casos no debemos olvidar que serán el médico o el farmacéutico quienes nos aconsejarán el tratamiento idóneo a seguir, pues sean o no plantas, existe contraindicaciones y/o interacciones a tener en cuenta.

Cirugía y otras técnicas

Una técnica muy extendida es la escleroterapia, que consiste en la inyección intravenosa de una sustancia irritante de manera que la vena deja de funcionar. Se realiza en varices muy pequeñas y no afecta a la circulación general. Esto mismo se hace también con láser, sobre las arañas vasculares. Su aplicación es generalmente estética.

La cirugía vascular se utiliza cuando el médico especialista valora su conveniencia. Los resultados son buenos pero no definitivos.

La acción conjunta de la prevención, el uso de medias de compresión y un tratamiento farmacológico aconsejado y con un seguimiento realizado por los profesionales sanitarios, retrasarán en algunos casos y en otros aliviarán en gran medida los síntomas de los problemas circulatorios.