Alzheimer, un nombre difícil para una enfermedad compleja

Identificar síntomas premonitorios, asignar un cuidador principal y proporcionar un entorno seguro, medidas clave para la óptima atención al paciente

El Alzheimer (enfermedad que toma el nombre del neurólogo alemán que la identificó en los primeros años del siglo XX) es la principal patología causante de demencia y afecta a cerca de 700.000 pacientes en España, en su mayoría con edades superiores a los 65 años. Su carácter progresivo y degenerativo provoca en el afectado un deterioro constante e irreversible de sus funciones cognitivas (pérdida de memoria y del sentido de la orientación, alteración del lenguaje, etc.) que acabarán impidiéndole valerse por sí mismo. Esta incapacidad supone una dificultad añadida en el abordaje del Alzheimer, ya que tendrá que ser el entorno del propio paciente quien asuma estas funciones. Para saber reconocer los síntomas premonitorios y ayudar en la atención del paciente afectado, la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC) ha elaborado un conjunto de recomendaciones con el objetivo de ofrecer consejos desde la farmacia para que enfermos y cuidadores sobrelleven lo mejor posible esta patología todavía sin cura conocida.

Recomendaciones

1. Si reconoce en usted mismo o en alguien que usted conoce problemas incipientes de memoria, lenguaje, orientación o funciones ejecutivas, puede consultar a su farmacéutico, quien le orientará sobre los signos que podrían hacer recomendable una visita a su médico para diagnosticar o descartar un deterioro cognitivo.

2. Los siguientes consejos pueden ayudar a mantener la capacidad mental y la memoria activas:

  • Hacer listas de las actividades cotidianas, ayudándose de notas y calendarios.

  • Realizar actividad física y ejercicio.

  • No fumar y limitar el uso excesivo de alcohol.

  • Practicar pasatiempos de destreza manual en los que se lea y escriba.

  • Mantener una vida social activa.

  • Controlar periódicamente los valores de peso, colesterol, presión arterial y azúcar en sangre.

  • Llevar una dieta saludable, baja en grasas y colesterol.

  • Esto le ayudará a reducir el riesgo de enfermedad cardiaca y estimulará el flujo de sangre al cerebro.

3. Si la familia se encarga del cuidado del paciente, es conveniente designar de entre sus miembros a uno que sea el cuidador principal. Éste centralizará la información del desarrollo de la enfermedad en el día a día y será el interlocutor que represente al enfermo ante los servicios sociales y sanitarios.

4. Es importante que otros familiares acepten la responsabilidad de relevar al cuidador principal periódicamente, pues éste va a sufrir un desgaste tanto físico como psicológico.

5. Los siguientes consejos pueden ayudar a mejorar la seguridad del domicilio del paciente, lo que reducirá el riesgo de accidentes:

  • El ascensor es más seguro que las escaleras.
  • Elimine posibles obstáculos para caminar.
  • Coloque un timbre junto a la cama del paciente para que pueda llamar al cuidador.
  • Ubique un pasamanos en el pasillo a 80-90 centímetros de altura.
  • Mantenga puntos de luz por la noche.
  • Elimine cerrojos interiores.
  • Limite la apertura de puertas y ventanas.
  • Coloque pegatinas en los cristales para evitar golpes.
  • Identifique claramente los grifos de agua caliente.
  • Evite braseros y utilice protectores sobre las fuentes de calor.
  • Evite el uso de las cocinas de gas o bien instalar un detector de gas y humo.
  • Use vajillas de plástico.
  • Instale barras de apoyo en ducha y retrete en el cuarto de baño.
  • Ante signos de inquietud o agitación por parte del paciente, quite de su alcance objetos que se puedan romper o dañarle.

6. Si tiene que afrontar un caso de Alzheimer en su entorno, infórmese sobre los recursos tanto sanitarios (atención primaria, especializada, hospitales y centros de día) como sociales (asociaciones de pacientes, ayudas a cuidadores, ayudas domiciliarias por horas, centros de día, residencias de ancianos) que le ofrece el Sistema Nacional de Salud.

7. Tenga en cuenta los aspectos ético-legales de la enfermedad de Alzheimer, ligados a la incapacitación o limitación del paciente así como el documento de voluntades anticipadas, que recoge instrucciones del paciente para cuando ya no pueda hacer uso de sus capacidades debido a su anulación por la enfermedad.

FUENTE: Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC).