Alergia al polen: cómo combatirla

En España, la alergia al polen es la más frecuente y está causada principalmente por el polen de las plantas, los árboles y el césped

Junto a los ácaros y la caspa de los animales, el polen constituye uno de los alérgenos respiratorios más comunes, aunque las sustancias que pueden provocar alergia son muy diversas.

Tal como enumera Aurora Garre, asesora médica de Cinfa, "existen alérgenos de tipo alimentario como el huevo o los  mariscos; algunos fármacos; venenos de insectos como la abeja o la avispa; y alérgenos de contacto, como el níquel o el cromo, o laborales, como el látex y la harina de trigo. Además, cada vez está cobrando mayor relevancia la alergia a la Alternaria, un hongo que también se encuentra en las plantas".

La alergia es una reacción desmesurada del organismo frente a estas u otras sustancias, que en la mayoría de las personas resultan inofensivas. Cuando los alérgenos ingresan en el cuerpo de una persona predispuesta a las alergias, el organismo genera anticuerpos específicos para combatir al que consideran un agente invasor. Para ello, liberan sustancias como la histamina, que son las que producen los síntomas propios de la alergia.

Aunque en algunos casos las reacciones pueden ser graves, lo normal es que la mayoría de personas experimente síntomas leves, aunque muy molestos: estornudos, secreción nasal acuosa, picor de nariz, congestión nasal, enrojecimiento ocular, lagrimeo o picor.

Según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), en nuestro país, uno de cada cuatro españoles padece alergia al polen. "No obstante, la persona no nace alérgica, sino que puede llegar a hacerse alérgica, en función de su exposición a algún alérgeno en cantidades mayores a lo habitual durante un tiempo prolongado o repetidas veces", afirma la doctora Garre. También existe una predisposición hereditaria a las alergias, por lo que un niño cuyos padres son alérgicos probablemente desarrolle algún tipo de sensibilización.

En España, la alergia al polen es la más frecuente y está causada principalmente por el polen de las plantas, los árboles y el césped. En muchos casos, esta patología cursa además con asma. En la mayoría de los casos la alergia no tiene cura, pero los síntomas sí pueden controlarse con la ayuda de un tratamiento médico.

Además, la estrategia más eficaz es evitar en la medida de lo posible todo aquello que nos produzca alergia. En primavera, cuando debido al proceso de polinización de las plantas hay más cantidad de polen en el ambiente, es recomendable tomar algunas medidas higiénicas para evitar el contacto con estos alérgenos (ver cuadro adjunto).