En 10 años se habrán diagnosticado 36.000 nuevos afectados con artritis reumatoide en España

El ejercicio debe formar parte de la vida diaria del paciente y es esencial cuando las articulaciones no están inflamadas

Durante los próximos 10 años se habrán diagnosticado en torno a 36.000 nuevos pacientes de artritis reumatoide en España, una enfermedad reumática crónica que causa la inflamación de las articulaciones y que se estima tiene una prevalencia del 0,5 por ciento de la población, lo que supone unos 250.000 afectados en este país. No obstante, una parte de ellos aún no están diagnosticados por el desconocimiento relacionado con esta afección, por lo que es fundamental mejorar la detección precoz de estos pacientes para lograr un mejor control de los síntomas y evitar graves lesiones.

En opinión de la doctora Ana Ortiz, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER), "un diagnóstico precoz es esencial porque el tratamiento y el manejo de la enfermedad durante los dos primeros años marcan la evolución de la misma a medio y largo plazo. En algunos casos el pronóstico de la enfermedad es impredecible en las primeras fases de la misma, pero se ha demostrado que los afectados que acuden de forma temprana al reumatólogo mantienen una mejor capacidad funcional. En este sentido, se ha extendido la instauración de consultas de artritis de reciente comienzo en las que se facilita el acceso a estos enfermos y se intenta ofrecer una atención de máxima calidad".

Según un estudio, el 37 por ciento de pacientes con artritis reumatoide sufre dificultad de grado moderado a intenso, mientras que un 19 por ciento de los mismos sufre una discapacidad severa, por la cual necesitan ayuda de otra persona para llevar a cabo cualquier actividad. "Aunque gracias a los fármacos biológicos, esta situación ha mejorado de forma significativa", ha precisado la doctora Ortiz, que ejerce como médico adjunto del Servicio de Reumatología del Hospital de la Princesa en Madrid.

En concreto, tras diez años de evolución de la enfermedad, la mitad de los pacientes es incapaz de llevar a cabo un trabajo a tiempo completo. Asimismo, en el ámbito laboral se estima que la artritis reumatoide ocasiona en España el 0,7 por ciento de las incapacidades permanentes totales, el 1,7 por ciento de las incapacidades absolutas y el 4,9 por ciento de las grandes invalideces.

Investigaciones

Uno de los campos en el que se está trabajando con gran interés es el relacionado con la detección de marcadores pronósticos de la enfermedad. La doctora Ortiz ha asegurado que "estos marcadores pueden permitir, en las fases precoces de la patología en las que los síntomas son similares a los de otras enfermedades, detectar qué pacientes acabarán desarrollando artritis reumatoide. Además, pueden indicar qué pacientes van a tener una enfermedad más grave desde el punto de vista tanto articular como sistémico, lo que tendrá implicaciones en la individualización del tratamiento".

"Además de marcadores pronósticos sería ideal disponer de marcadores de respuesta a las distintas terapias disponibles, ya que permitiría descartar, sin perder tiempo y sin riesgos, tratamientos a los que el paciente no va a responder o que le van a ocasionar efectos secundarios y seleccionar aquellos que serían más eficaces", ha precisado.

La importancia del ejercicio físico

El pasado mes de octubre el 'Día Mundial de la Artritis Reumatoide' se centró en la importancia de realizar ejercicio físico y se celebró en varios países bajo el lema "Muévete para mejorar". A juicio de la doctora Ortiz, "el ejercicio debe formar parte de la vida diaria del paciente con artritis reumatoide y es esencial cuando las articulaciones no están inflamadas, ya que contribuye a evitar la deformidad, la pérdida de fuerza y la osteoporosis".

En concreto, se pueden realizar ejercicios pasivos –hechos por otra persona especializada- que generalmente se emplean en los casos graves; ejercicios isométricos -con contracción del músculo, sin mover la articulación- que ayudan a mantener la fuerza muscular y evitan la atrofia; ejercicios activos que favorecen la movilización de todas las articulaciones; y, finalmente, los masajes, que ayudan a la relajación muscular. En cuanto a deportes se recomienda la natación, la bicicleta y caminar; por el contrario, se deben evitar aquellos que supongan sobrecarga de peso o impacto sobre las articulaciones.

Por otra parte, en los brotes de la enfermedad, se debe disminuir la actividad habitual, recomendándose el reposo de las articulaciones afectadas, aunque en estos períodos no es necesario permanecer en cama salvo en situaciones especiales.

Es muy importante la posición de las articulaciones durante el reposo, manteniendo brazos y piernas estirados, ya que aunque la flexión puede aliviar los síntomas, a la larga favorece la aparición de deformidades. Las férulas son estructuras rígidas que mantienen las articulaciones en reposo en una posición adecuada, mejorando el dolor y la inflamación y evitando deformidades articulares. Se emplean sobre todo durante el descanso nocturno en manos, pies, rodillas y tobillos.

Una vida saludable

El paciente con artritis reumatoide tiene que tomar parte activa en el tratamiento de su enfermedad intentando, además de otras cosas, establecer ciertos hábitos de vida que van a mejorar su estado general. En esta línea, se ha demostrado la relación de la enfermedad con el tabaco, por lo que es básico que los afectados dejen de fumar, aunque también se aconseja que eviten otros hábitos tóxicos como el alcohol, que puede agravar los efectos secundarios de los medicamentos.

En general no se ha demostrado que ningún hábito dietético concreto modifique el curso de la artritis reumatoide. Sin embargo, ha indicado la experta, "se recomienda una dieta completa y variada, incluso en los períodos de actividad en los que disminuye el apetito, que mantenga al paciente en el peso ideal evitando tanto la delgadez como la obesidad". Además, se aconseja un aporte adecuado de calcio por el mayor riesgo de osteoporosis a causa de la propia enfermedad, de la inmovilidad en los períodos de actividad y de algunos medicamentos empleados en su tratamiento.

Factores genéticos y ambientales

La artritis reumatoide es una enfermedad sistémica que puede afectar a órganos vitales. Esta afección provoca dolor, rigidez, inflamación y pérdida de la movilidad articular, afectando especialmente a las articulaciones diartrodiales como las de las manos y los pies, así como a muñecas, hombros, codos, caderas y rodillas. La inflamación mantenida y no controlada puede acabar dañando los huesos, ligamentos y tendones que hay alrededor de la articulación, lo que conduce a una deformidad progresiva.

Esta dolencia viene determinada por factores genéticos y factores ambientales, siendo el tabaco el más conocido. En concreto, se estima que se da mayoritariamente entre la población femenina, con su mayor pico de incidencia entre las mujeres de 35 a 55 años. "Hoy por hoy no se cura pero con un seguimiento y con un tratamiento adecuado se logra que el paciente pueda hacer una vida normal", ha concluido la especialista.