Los enfermos reumáticos no deben olvidar la práctica de ejercicio físico

El paseo, la natación y la gimnasia articular ayudan a mantener el tono muscular y estabilizar las articulaciones

Los enfermos reumáticos deben practicar deporte este nuevo curso laboral, ya que la actividad física forma parte del tratamiento de estas patologías porque ayuda a combatir el dolor y los efectos debilitantes de las mismas. "Especialmente tras largos periodos de menos actividad física como puede ser el verano, el paseo, la natación y la gimnasia articular ayudan a mantener el tono muscular, estabilizar las articulaciones y dotar al organismo de agilidad, buena función y habilidad", explica el doctor Miguel Ángel Caracuel, vicepresidente de la Sociedad Española de Reumatología (SER).

Por eso, aprovechando la vuelta al 'cole' y el inicio del curso laboral, una época en la que normalmente los ciudadanos se plantean llevar a cabo "buenos propósitos saludables" como apuntarse al gimnasio, etc., el experto insiste en que los enfermos reumáticos practiquen algún deporte.

A juicio del doctor Caracuel, "el ejercicio físico fortalece los músculos, tendones y ligamentos en torno a las articulaciones y, por eso, es beneficioso para los pacientes con enfermedades reumáticas. Además, reduce el dolor, puede aliviar la rigidez y mantener la resistencia, con lo que se consigue que los afectados mejoren de forma significativa la capacidad para hacer sus actividades cotidianas".

En concreto, la práctica deportiva contribuye a que el líquido sinovial fluya entrando y saliendo del cartílago, lubricando y nutriendo así el constante movimiento del líquido. La inactividad, por el contrario, provoca que el líquido sinovial deje de fluir y el cartílago se reseca perdiendo poco a poco su elasticidad. Esta consecuencia la sufren sobre todo aquellas personas que padecen artritis reumatoide, quienes sienten más molestias tras un periodo de inactividad, es decir, tras un tiempo en el que las articulaciones no han estado nutridas correctamente.

Además de mantener en condiciones óptimas el cartílago, el ejercicio físico incrementa la amplitud de movimiento, la capacidad de amortiguación y la flexibilidad de las articulaciones. Asimismo, esta rutina puede ayudar a los huesos a soportar más fácilmente el peso del cuerpo. No podemos olvidarnos tampoco de los aspectos psicológicos, pues aumenta la autoestima, disminuye la ansiedad, mejora el estado de ánimo y el equilibrio emocional y, además, aumenta la distracción.

Personalizar la práctica deportiva

Antes de realizar cualquier actividad deportiva de manera imprudente, la Sociedad Española de Reumatología aconseja adecuar el ejercicio a cada persona dependiendo de su edad, características físicas y personales, situación cardiovascular, entrenamiento previo y patología afectada ya que no es lo mismo padecer artritis reumatoide, artrosis o lumbalgia, es decir, "la prescripción del ejercicio debe ser personalizada".

En general se recomiendan ejercicios en el agua porque las personas que los practican son capaces de moverse con mayor comodidad y se posibilita la amplitud del movimiento articular; y la presión sobre las articulaciones (columna vertebral, cadera, etc.) disminuye. Las actividades acuáticas terapéuticas pueden conseguir reducir el dolor, mejorar la movilidad articular, recuperar el tono muscular y la coordinación de las unidades motrices. Sin embargo, no se recomiendan los deportes de choque como el fútbol o el baloncesto por el impacto físico a que somete a articulaciones ya "dañadas" por la patología del paciente.

En determinadas patologías hay que tener especial cuidado con el deporte que se practica. Por ejemplo, en la artrosis de las manos hay que evitar aquellos ejercicios que precisen de intensidad de estas articulaciones. Asimismo, para aquellos afectados de espondilitis anquilosante se les aconseja la práctica de actividades deportivas que aporten fortaleza y flexibilidad a la columna porque ayuda a controlar el dolor y su capacidad funcional.

Cuidarse también en el trabajo

El enemigo de las enfermedades musculoesqueléticas es el sedentarismo. Los especialistas insisten en que hay que hacer un esfuerzo por estar activos, incluso en nuestro entorno de trabajo. Y destacan la importancia de mantener una correcta postura durante la jornada laboral para evitar patologías tan frecuentes como la lumbalgia o la cervicalia. De hecho se estima que, los dolores lumbares y cervicales son las enfermedades que más se diagnostican en España en mayores de 16 años, únicamente por detrás de la hipertensión arterial, según la última Encuesta Europea de Salud en España.

En este sentido y respecto al ambiente laboral, las principales situaciones problemáticas que encuentran las personas en su trabajo son las posturas forzadas o manejo de cargas pesadas, seguido de la presión o sobrecarga en el trabajo.

Si bien, en muchos casos, el origen del dolor cervical o lumbar radica en una tensión muscular mantenida, relacionada con frecuencia con estrés o con tensión emocional, advierte el especialista.

Para combatir esta situación, los expertos de la SER recomiendan buscar tiempo para caminar así como para trabajar los músculos lumbares, los abdominales, los brazos, el trapecio y el cuello. Además es importante aprender a coger peso de forma adecuada, así como caminar y sentarse correctamente para prevenir el dolor de espalda y cervical. Sobre todo, hay que intentar mantener una musculatura fuerte en la espalda para conseguir que, si llega, el dolor pase rápido. Recordemos pues lo que ya nos decía Galeno en el siglo II: "Mens sana in corpore sano", concluye el doctor Caracuel.