Ejercicio regular y controles médicos para un corazón sano

El corazón es un músculo y, como todos los músculos, necesita actividad

Hacer ejercicio físico regular y adaptado a las necesidades y características de cada persona no sólo mejora el estado de salud, sino que también es clave en la prevención de las enfermedades cardiovasculares y sus graves consecuencias. Más aún. Antes se consideraba que no hacer ejercicio simplemente no era saludable, pero ahora se sabe que la falta de actividad puede incluso causar algunas enfermedades. Tal y como revela un importante estudio llevado a cabo por expertos de la Universidad de Copenhague y del Missouri-Columbia College de Medicina, una persona que no desempeña una actividad física normal aumenta en gran medida sus posibilidades de desarrollar una enfermedad crónica.

Frente al riesgo cardiovascular, lo más indicado es el ejercicio dinámico o aeróbico, que implica a grandes grupos musculares, como caminar, subir escaleras, nadar, ir en bicicleta, correr, etc. Lo ideal es practicarlo al menos tres veces por semana en sesiones de 20 a 60 minutos.

A pesar de estas contundentes evidencias, España es uno de los países europeos con una de las tasas más bajas de actividad física por habitante. La gravedad de esta lacra viene dada por la relación del sedentarismo con factores de riesgo tan importantes para la salud del corazón como la obesidad, la hipertensión o el colesterol, así como con las enfermedades respiratorias.

Controles médicos

La actividad física se ha de acompañar además de controles médicos en los que se vigilen las cifras de tensión arterial, los niveles de glucosa, el colesterol y el peso, todos ellos factores de riesgo que pueden poner 'en jaque' al corazón. En este sentido, hay que saber que la frecuencia para realizar estas pruebas varía en función de la edad, los antecedentes de enfermedad cardiovascular y las cifras previas que se hayan obtenido en otros reconocimientos. De lo que sí que no cabe ninguna duda es de la importancia que tienen estos controles para descartar o evaluar el posible riesgo cardiovascular de cada individuo. Por desagracia, y a pesar de que las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de fallecimiento en mujeres, éstas no le conceden la importancia que realmente tienen y acuden con menos frecuencia al médico para realizar los controles que su corazón requiere. Una dieta saludable y no fumar son otros de los hábitos de vida sanos con los que podemos reducir nuestras posibilidades de padecer una enfermedad cardiovascular.